Despedida
Los médicos lo vieron, y supieron que no le quedaba mucho. Del hospital llamaron a los familiares cercanos, para que fueran a despedirse. No pasaría esa noche.
Así que ahí estaba ella, acababa de cruzar la entrada y miraba los pasillos, preguntándose a dónde ir. Un enfermero preguntó por la familia del paciente, y la familia y ella lo siguieron.
Mientras avanzaban, se escuchaban los quejidos de las personas a la distancia. Y se veía el estrés y la falta de sueño en el personal médico. Y si ponías atención, casi podía oírse el último aliento de unos cuantos contagiados.
El enfermero los hizo ponerse unos trajes, y luego siguieron caminando hasta aquella puerta con pintura celeste desgastada. La familia entró, pero ella se quedó afuera, como si hubiera quedado paralizada al instante.
La familia se despidió, ella no cruzó la puerta. La familia lloró, ella no pudo parpadear. La familia salió de la habitación, ella seguía sin moverse.
La familia agachó la cabeza y comenzó a caminar de vuelta. Ella alcanzó a distinguir el mar de lágrimas cayendo por las mejillas de la hija mayor. Para cuando la familia se perdió a la lejanía, ella atravesó la puerta y sonrió con malicia. El paciente agonizante vio la túnica negra y lo supo. La muerte había venido a cobrar su vida… cerró los ojos, al menos, lo había dejado despedirse.