Noches paralelas
Caminé saltando las líneas de cemento
en una madrugada de sábado.
Venía de una fiesta, despechada, sola.
Estaba despeinada y borracha,
merecía esos tragos
merecía esos bailes desinhibidos,
—eso me decía mentalmente — .
Me hice una cola desordenada,
el rímel se corría
por la parte baja de mis ojos
junto a una lágrima de rabia.
Había olvidado en mundo en la pista de baile
era una buena droga mientras duraba el efecto.
Y después de haberme sentido dueña del universo
volvía a perderme en los pestañeos
de las luces de la calle.
La incertidumbre corría nuevamente por mis venas
como el alcohol que aún no se iba de mi cuerpo.
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