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victor.ia
victor.ia | Valparaíso | 25/03/2021 01:09

Tristeza


Hace algunos viernes atrás, mientras esperaba locomoción para llegar a la casa de mi madre. Me encontré con un perro blanco con manchas marrones, de aspecto envejecido, rellenito y muy sucio. Tras reconocer aquellas características que me permitieron dar una descripción del canino, lo que más llamó mi atención y me mantuvo por largos minutos observándole, fueron sus peculiares ojos y lo que lograron transmitirme. Una profunda y atrapante tristeza habitaban su mirada.


Tras la mencionada observación, caí ante la determinación de que la tristeza no es solo atribuible a las personas, sino que también se encuentra en animales, espacios físicos, recuerdos y memorias. Este impredecible encuentro, dejó en mi interior una poco agradable sensación, podía darme cuenta de lo abandonado que se sentía aquel ser, a tal punto de que solo deseaba quebrarme ahí mismo donde me encontraba. Haciendo fila en un paradero de colectivos, rodeándome un grupo de personas que se me hacían ajenas y con las cuales no podía demostrar ningún leve señuelo de debilidad. Tuve que luchar contra aquel sentimiento inhóspito y evitar que lograra su cometido y lo logré. O eso quiero creer.


Durante el viaje hacia mi destino, comprendí que la tristeza ha sido mi compañera desde hace muchos años. Nadie me enseñó a identificarla, pero sé que siempre estuvo ahí conmigo. Su compañía ya es parte de mi rutina y la conservo hasta el día de hoy.  


El continuo escoltamiento de la tristeza en mi vida, me ha dejado algunos rasgos que considero positivos o no tan malos. Siendo uno de ellos, el convertirme en una persona monótona, la cual en ocasiones, desarrolla sus días sin expectativas por nada ni nadie. Creó una barrera que hace mis procesos fáciles de continuar.


Antes creía que la única manera en la que se demuestra la tristeza, es por medio del llanto o la acción de llorar. Ahora sé que estoy triste cuando no existen ganas para realizar tareas simples como lo son bañarse o cambiarse de ropa. También sé que está conmigo cuando mis pensamientos se colocan en un período de desvalorización de mi persona y los distintos aspectos que me componen. En ocasiones para retrasar el actuar de este sentimiento y hacer desaparecer por un par de horas personas y recuerdos del pasado, adjetivos negativos, responsabilidades y dolencias acudía a la bebida y así mitigar mis deseos de dejar de existir.


Actualmente, no hago lo mismo porque puedo afirmar que me encuentro en un punto en el cual existe cierto equilibrio en mi convivencia con la tristeza y siento que vivo uno de los mejores momentos con mi persona y lo que proyecta al mundo, pero aún así, cuando la tristeza quiere marcar presencia me ataca con todo. 


Me sorprende el tener semanas completas lejos de la inestabilidad y a la vez me encuentro expectante a que todo lo conseguido se esfume en cuestión de segundos y todo vuelva a ser como antes. 


Se me hace importante mencionar que la tristeza viene acompañada de una circunstancia de la cual ya he escrito, la soledad. El estar triste me inhibe y hace que en momentos me aleje de todas las personas para no causarles molestias y no contagiarles mi estado vulnerable, porque para mí la tristeza se pega. Disfruto la tristeza estando en soledad, la gente no sabe cómo tratarme cuando estoy bajo el dominio de esta aflicción. 


La tristeza siempre me deja con miles de preguntas respecto a quién soy, qué me gusta de mí, qué quiero para mí, cómo voy a conseguir aquello que quiero para mí y quiénes estarán conmigo cuando sienta que barro el suelo con mi persona. Se me hace fundamental en momentos específicos que otras personas vengan, me agarren y me devuelvan un poco de estabilidad a mi persona.


Recuerdo los ojitos del perrito del principio del relato y me arrepiento por no haberle entregado una caricia que le diera algo de contención y hacerle sentir que entendía aquello que se notaba con tanta claridad en sus luceros. Que los míos propios han sido habitados por la misma sensación en muchas ocasiones y que en algún punto de la vida las cosas mejorarían tanto para él como para mí. 


Tristeza, eres una compañera indeseada por la cual tengo cierto cariño. 

De una u otra manera, te lo ganaste. 


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