Ayudante de maestro 1
Primer día de trabajo. Había estado cesante por casi un mes. Me autodespedí de Dominos pizza porque era una auténtica mierda y porque no quería irme sin plata: si renunciai perdis todos tus derechos a recibir platita después de nueve meses trabajándole al diablo. Mi nueva pega en cambio es otra wea. Ahí estaba yo, en la plaza de Villa Capataces, sentado en la banca frente a la ferretería, esperando que me pasaran a buscar rumbo a la ayudantía maestril. Había decidido cambiar de rumbo, aprender otros campos para mejorar las lucas. Así que esperé 10 minutos y me tocó la bocina un auto blanco, alargado como carroza fúnebre y el caballero a bordo estiró la mano para que cruzara.
Iba en la mitad del cigarro ya, eran las siete quince de la mañana. -Lo importante es que me cumplai con el horario. En la mañana a las siete te voy a estar weando pa pasarte a buscar, pero te paso a dejar a las tres de la tarde. Si hay un pololito extra se paga aparte. Por ejemplo hoy tenemos que ir a las cinco a sacar un flexit, nos demoramos cuánto, una hora, dos a lo más, y te pago cinco lucas. Eso es aparte de tu sueldo, cachai, si queri vai sino va otro, no me hago problema. Tengo hartas pegas así que mientra cumplai, vai a tener pega-. Nos detenemos afuera del otro extremo de la villa para ir a buscar al otro peso de la balanza, el Cachorro.
Toca la bocina y esperamos. -Este cabro no cacha mucho pero no me ha pegao ni una falla en todo un año-. Mientras lanza la colilla del cigarro a través de la ventana de chofer me advierte que me tengo que ir sentado atrás. -Al Cachorro le gustan con ruedas-, y se caga de la risa. Y sube y le pregunta de dónde soy o algo así. Ni me mira. Hablan entre ellos de distintas pegas y pasamos al Manzano donde el jefe, Bernardo, nos compra un pan y un café pal Cachorro y pa mí, pero yo acepto el puro café porque había comido pan con huevo en la casa. Y no por falta de apetito en realidad no quería pedirles un aliado sin jamón o que me vieran sacarle el jamón, porque no quería que supieran que soy vegetariano porque eso significa debilidad entre maestros, o algo así. En fin, en ese rato aparece el Luciano, nos saluda seriamente, terminamos el café y nos subimos al auto rumbo al fundo Las Margaritas a darle a la pega.
-Esos terrenos están en los mismos cerros que los milicos usan pa hacer tácticas. Esta es una pura abuelita que heredó todas estas hectáreas y los hijos empezaron a hacerse casas acá. Esta casa a la que vamos ahora la esta construyendo un caballero pa su señora; abajo les estamos terminando la otra para la ex esposa del caballero con su hijo y su hija; más allá vive la prima del caballero; y la otra casa la arrienda a un weon na que ver-, mientras habla Bernardo termina un cigarro y prende otro, fuma más que maricón celoso (sic). Vaya a saber uno.
Nos manda a limpiar alrededor, todos los materiales en el suelo. Hay caleta de botellas y latas de cervezas, papeles con mierda, cualquier basura y miles de colillas. Con el Luciano hacemos todo mientras el Cachorro y el Bernardo hacen lo suyo adentro. Después de limpiar afuera limpiamos el segundo piso. Después llegan los futuros dueños. El caballero resulta ser el ingenioso que se le ocurrió comprar los Atlas y venderlos en Chile legalmente, o algo así. Se forró y está haciendo casas para todos los familiares, incluida su señora nueva.
Tiramos carretillas con cemento a la tinaja. El Luciano se lució en su locura, yo en cambio, debilucho pa la wea terminé con clases del maestro, no me dejó tirar varias carretillas porque le derrumbaba los bordes de tierra del asunto. Me advirtió que esas actitudes le cagaban la pega. Después de eso nos fuimos a Talcahuano a sacar el flexit pero sin el Luciano porque no podía. Me mostró fotos de sus hijas, tiene dos hijas de distintas mamás y quería tener un niño, así que espera conocer a la indicada que le de un varón. En lo personal no me dio confianza ese buen mal man. De todos modos no volvió a trabajar. Allá sacamos el piso súper rápido porque vamos a poner cerámicas. Al final del día el Bernardo me pagó 10 lucas pa que no ande patricio.