Flor
Fue la flor más hermosa que he visto en mi vida.
Sus ondulados pliegues, sus raíces ocultas, sus aromáticos y lustrosos pétalos;
el color vibrante y apasionado de sus hojas y la belleza y la dignidad con la
que se alzaba orgullosa sobre los cielos, con ese característico acento de gran
señora, que se distingue por su porte y su postura. El suave perfume que
exhalaba y conmovía mi corazón, que lo hacía soñar y precipitarse en un mar
brillante de esferas iridiscentes. Entonces, mientras me acercaba, de forma
súbita detenido por el cálido susurro de una idea, recordé las enseñanzas de
Osho: “Si amas una flor, no la recojas. Porque si lo haces esta morirá y dejará
de ser lo que amas. Si amas una flor, déjala ser. El amor no se trata de
posesión. Se trata de apreciación”
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