El sueño boca abajo
El 23 de marzo tuve un sueño. Un sueño como los de Cortázar. Estaba a orillas de una laguna azul. Caminaba hacia el agua, decidida. La pena ahogaba mi garganta y el ardor del odio contra este mundo sediento de muerte inundaba mi cuerpo. Era el fin. Mi fin. El fin y un principio.
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Desperté y la leyenda desapareció de golpe. ¿Dónde estaba ahora? Y entendí. Era yo, otra vez, bajando las escaleras, a punto de sumergirme en la rutina. Volví a ser Llacolén, alumna de 8vo básico, pasando los días en cuarentena.
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