Ferias libres
Existe una persona de acento español, simpático y divertido que acompaña a mis padres en ese lugar donde los lamentos diarios abundan. Con verduras y frutas se ríe y se llora. Entre verduras y frutas se oye música triste. Subiendo y bajando las emociones al igual como lo hacen los precios se pasan las horas. De pronto una sonrrisa honesta y sincera florece en la boca del español al decir que mi padre es un gran amigo. Todos rien, ya no están tristes, no están solos, ahora tienen a un amigo. Al medio día llega la hora de regresar a casa. Adiós dice el español, mañana nos vemos, adiós le digo yo también y gracias por tu amistad.