Del insomnio y la frustración
Despertaba por cuarta vez en la noche entre los ruidos que habitaban en mi cabeza, cansada de todo esto, decidí levantarme ignorando el frío de la hora, avancé hasta mi escritorio y abrí el computador con la mente puesta en escribir algo, aunque sabía que no siempre era así, que seguramente cuando tuviera el archivo en blanco delante de mí me quedaría en blanco, quizá más que el mismo y entonces simplemente me sumiría en la tristeza mientras que los pensamientos intrusivos se abren paso entre mis pensamientos, confundiéndose con ellos. Ocurrió, solo llegué a escribir las primeras tres palabras, un “Despertaba por cuarta…”, luego simplemente mi mente dejó de funcionar, los ruidos cesaron como si de pronto todo se hubiese apagado, me quedé quieta mirando esta vez hacia la ventana, afuera se extendía un mar de realidad y lanzarme a este para nadar hasta morir parece lo más tentador.