La bicicleta azul
Recuerdo cuando aquellos días del año 1975, y mi papá nos sacaba a pasear por las calles en una bicicleta de color azul. Era de aro 26, con parrilla atrás. Nos llevaba a mi hermana y a mí; uno de iba adelante, afirmado, por lo que recuerdo y otro atrás. Recuerdo que íbamos los dos atrás, y llevaba a mi madre adelante.
No teníamos auto, pero no nos importaba, pero como uno era niño, se sorprendía con los "pequeños grandes logros" que mi viejo conseguía, ya sea una nueva televisión, una nueva lavadora, una nueva radio, etc. Y sí que no era; mi viejo no era precisamente, una persona "consumista". Simplemente compraba, cuando algo faltaba.
- ¿Vamos a dar una vuelta? - nos preguntaba.
- ¡Yaaaaa! - gritábamos felices, mi hermana y yo, levantando los brazos arriba.
Y nos llevaba, por el puente que cruza el río Cachapoal, que conecta Gultro con Rancagua. Nosotros, felices en el trayecto. De repente, por el lado, pasa el tren.
- ¡Miren el tren! - nos hablaba fuerte mi viejo, en el trayecto. Nosotros, como dije más arriba, nos sorprendiamos con tan poco. Si hasta los programas de televisión que veíamos, tenían unos efectos especiales, que ahora dan risa, pero en ese tiempo, uno lo creía; por ejemplo, "Ultraseven" o "Ultraman". Eran tiempos más ingenuos. Y así volvíamos a la casa, yo como siempre, afirmado del cinturón de mi viejo.
A veces, cambiaba la rutina, y nos llevaba a comer "lomitos"; un sándwich de pan redondo, grandote con la mencionada carne, y que llevaba mayonesa. Lo pediamos simplemente, como "lomo mayo". El lugar elegido, era un restorán llamado "La Selecta", en estilo como esas viejas fuentes de soda, de cualquier película de adaptación cinematográfica de algún libro de Stephen King. Ya sabes, eso cuando los protagonistas son niños, mientras hay algún "flashback" del que cuenta la historia.
Y terninabamos satisfechos, para volver a la casa verde prefabricada; "nuestra casa"; como dice una canción de Tito Fernández, en aquella bicicleta.
- ¿Cómo estuvo? - nos preguntaba mi viejo.
- ¡Bieeeeeeeeeeeeen! - le respondíamos, ya que en ese tiempo, no manejabamos mucho, los "modismos", y si lo habían, pero nosotros apenas teníamos algunos pocos amigos en el pasaje dónde vivíamos. Y así, contentos, como siempre, afirmado en el cinturón de mi viejo, en esa vieja bicicleta azúl.
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